te hice a ti dueño de mi corazón.
Ahora sal de tu casa, empieza a darte:
no dejes pasar ni un momento más,
pues tu historia empieza cuando das.
Enséñame a seguirte
aunque me canse.
Enséñame a escuchar
tu voz de Padre.
Enséñame a cantar que
tu eres grande.
Enséñame a amar...
enséñame a darme.